En la Eucaristía, Graciela Hernández Rudecindo, M.A. agradeció la
asistencia de los docentes y del personal administrativo de la Escuela Domingo
Savio, así como a los familiares, amigos y demás miembros comunitarios.
En su discurso, expresó su gratitud por la formación recibida durante años por
Doña Gracita, las hermanas Vedrunas, seminaristas y sacerdotes jesuitas,
quienes la orientaron desde su adolescencia.
De igual manera, hizo mención de las hermanas Matilde, Dolores, Ramonita,
Juan Ayala, Chorchi, Guillermo, Luis y demás seminaristas que residieron en
la comunidad, así como a Ivelisse, Olga,
Ana Ramona, los demás párrocos y el acompañamiento del Padre Aquiles.
La directora distrital indicó que tiene una alta valoración de los procesos
formativos de calidad brindados por las hermanas teresianas Thelma, Celeste,
Argentina y Dignora, quienes fueron unas de sus formadoras a través del Centro Cultural
Poveda.
Expresó su gratitud a los maestros que, aún siendo su superiora en la
Escuela Domingo Savio, la orientaron con su ejemplo y pulcritud, así como a su
equipo de gestión y a los maestros del centro por mostrarle siempre su lealtad
y su desprendimiento en los momentos difíciles.
Graciela Hernández expresó que es un ejemplo de que los sueños se hacen
realidad, porque siendo de una familia humilde y residiendo en un barrio, tuvo
la determinación de esforzarse para convertirse en una profesional bien formada,
lo que le permitió ocupar un espacio en la sociedad donde se toman decisiones
para propiciar cambios importantes.
Enfatizó en los valores y principios morales que debe mantener todo el que
ocupa un cargo directivo, pues sus acciones deben sustentarse en la humildad,
honestidad, justicia, respeto, colaboración, solidaridad y firmeza.
Les exhortó a toda la comunidad a no desvanecer y continuar con sus
estudios para que puedan tener una vida digna, basada en el esfuerzo,
dedicación, perseverancia, sin abandonar a sus hijos y nietos, manteniendo la
confianza en Dios, quien todo lo puede y otorga la recompensa de las buenas acciones
a su debido tiempo.
Resaltó la figura de su madre Basilia Rudecindo, quien fue su guía y líder innato
por excelencia; gracias a ella tuvo la motivación de participar en el concurso,
en el que demostró sus capacidades y obtuvo una calificación por encima del promedio,
por lo que se comprometió a honrar su nombre y el de todos/as los/as
comunitarios/as, ejerciendo su gestión con honestidad y transparencia.
Fotos cortesía: Lcda. Arletty Paula, maestra de la Escuela Espíritu
Santo; y la Lcda. Pilar Lara, maestra del Centro Parroquial Domingo Savio.
Por: Rosi Ileana Mejía.
Periodista encargada del Departamento de Comunicaciones y Relaciones Públicas del Distrito Educativo 15-02.
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